Rectificación.
El rectificado de la forma significa, precisar
el volumen a partir de quitar, la mayor cantidad posible de material sobrante
de una talla. Se realiza con una herramienta eléctrica de nombre rectificador,
al que se le colocan puntas filosas, que funcionan rotando.
Se
compone de un cuerpo alargado más o menos cilíndrico, cubierto por un caparazón
que lo protege. De un extremo del cuerpo sobresale un cable que se conecta a la
energía eléctrica. Del otro, una punta cilíndrica, pero más delgada que el
resto del cuerpo, de la que sobresale una punta en la que se introduce el
vástago de las diferentes fresas de desbaste (una a la vez).
Se
sujeta el rectificador, alrededor del cuerpo en donde se encuentra el
acelerador con la mano derecha, si se es diestro. La mano derecha cumple una
doble función como con la motosierra y el pulidor, de sujetar y de acelerar.
Con la mano izquierda se sujeta la punta cilíndrica que es más pequeña que el
resto del cuerpo. Una vez bien sujeta la herramienta, y con su fresa
desbastadora ajustada en la punta, se desbasta la madera, a través de
acercamientos y presiones que se desplazan de forma alargada y rotativa en la
superficie del área a trabajar.
Puntas o Fresas para el Rectificador.
Existen
en el mercado una gran variedad de fresas de desbaste para madera. Aquí
utilizaremos una de forma cilíndrica de la que sobresalen dientes y a la que le
formaremos filos con forma de crestas, en la punta.
El vástago tiene un largo
de 4 cm y .6 cm de diámetro.
Para
ajustar la fresa, se sujeta el cuerpo del rectificador con la parte interna de
las rodillas a manera de pinzas y se ensamblan en la punta, dos llaves que se
incluyen en la adquisición de la herramienta, impulsándolas al mismo tiempo en
sentido contrario hacia fuera una de la otra y para aflojar se impulsan hacia
adentro.